En una convención en la que tenían que ir todos en ayunas, el predicador después de dar un sermón como de cuatro horas, pregunta a la congregación: “¿Y cuantos ya desayunaron?", refiriéndose al alimento espiritual que había hablado; en eso una hermana que estaba sentada en las primeras bancas levanta la mano y dice: “¡Hay hermano, yo nada mas tomé café!". (Refiriéndose a que cuando salió de su casa únicamente había tomado café). S.H., Veracruz, México
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