Es raro que alguien esté contento mientras lo están disciplinando. Sería sumamente raro escuchar a un amigo decir: «¡Oye! ¿Sabes qué? Anoche me castigaron. ¿No es fantástico?¿Y quién estaría encantado de oír a papá decir: «Te voy a quitar tu mesada por los próximos 20 años.»? Entonces, ¿qué es lo que debemos apreciar del dolor de la disciplina?
Las sabias palabras de un entrenador de baloncesto que tenía una vez pueden ayudar a contestar esa pregunta. Cuando jugaba en el equipo de mi universidad, temía las veces que el entrenador detenía
la práctica y señalaba algún error que había cometido en el juego.
Entonces, un día, él llamó al equipo aparte y dijo: «Si ustedes ven que dejo de gritarles empiecen a preocuparse. Yo sólo corrijo a los jugadores que realmente creo que quieren jugar. Si les grito es
porque han demostrado tener potencial.» ¡Cómo me abrió los ojos aquello! De repente las reprensiones ya no dolían tanto. Finalmente me di cuenta de que las palabras de corrección del entrenador eran para mi bien.
De la misma manera en que necesitamos la corrección de un entrenador para jugar mejor, también necesitamos la disciplina de Dios para crecer. Hebreos 12:6 dice que «el Señor al que ama, disciplina». Estas son noticias alentadoras cuando estamos pasando por una experiencia difícil. En lugar de retorcernos y resistir el dolor de la disciplina podemos darnos cuenta de que seremos mejores creyentes por lo que Dios está haciendo.
Entendemos que sólo a través del dolor de la disciplina podemos obtener el resultado positivo de ser moldeados para convertirnos en las personas que Dios quiere que seamos. ¡Y qué mejor que la seguridad de que Dios nos ama lo suficiente como para cambiarnos!
REFLEXIÓN
* ¿Qué experiencias desagradables crees que tu amante Padre celestial ha traído a tu vida?
* Lee Hebreos 12:10 otra vez. ¿Por qué Dios nos disciplina?
* ¿Cómo puede convertirse en un factor positivo de mi vida el principio de que «mientras más nos duele más ganamos»?
Lectura: Hebreos 12:5-15
No hay comentarios:
Publicar un comentario