Muchos de nosotros comprendemos realmente muy poco que es realmente adoración. La adoración no depende de nuestras habilidades o talento. La adoración a Dios debe salir de nuestros corazones. Una de las cosas que me resultaban mas difíciles durante mis primeros anos como cristiano era ver algunas personas adorar y actuar al mismo tiempo. Yo escuchaba a los lideres de adoración que ponían tanto énfasis en la parte cantada de adoración, que pensaba: “Realmente, tu no puedes adorar, Sam, porque no tienes talento para cantar”.
Salía de los cultos en la iglesia pensando: “¿Por que no puedo sentir y captar la presencia de Dios en mi vida?” Cuanto más me formulaba esas preguntas, mas abría el Señor mi entendimiento para que pudiera comprender que la adoración tiene que venir del corazón, y no del talento o su capacidad.
Muchas veces pensamos que Dios se siente verdaderamente impresionado por la letra de las canciones que cantamos. Si podemos hacerlas sonar mas elocuentes, pensamos que esto nos acerca mas a El. La parte de nosotros que Dios desea más no es lo que pronuncian nuestros labios, sino lo que proclaman nuestros corazones.
Esto se expresa muy claramente en la Biblia. El Señor le explico al profeta Ezequiel que las palabras del pueblo de Israel no expresaban lo que sentían sus corazones.
Y vendrán a ti como viene el pueblo, y estarán delante de ti como pueblo mío y oirán tus palabras, y nos las pondrán por obra: antes hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia
(Ezequiel 33:31)
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Bibliografía
Hinn, Sam. Cambiados por su presencia. Editorial Peniel. Buenos Aires, 1995. Cáp.3, Págs. 32-34
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