Durante la 2º Guerra Mundial, los japoneses sostenían una lucha titánica con EE.UU.
La victoria japonesa parecía un imposible debido a que ellos tenían menos recursos que el país del norte.
Sólo acciones desesperadas podrían compensar las inmensas diferencias con su rival.
Fue así que nació la idea de enviar a atacar a pilotos suicidas, los que se denominaban kamikazes japoneses, pequeños escuadrones de jóvenes pilotos voluntarios que con sus aviones se lanzaban en picada en contra de la flota naval de los EE.UU.
Fueron alrededor de 5.000 pilotos los que murieron en este tipo de maniobras.
Haciendo un paréntesis, y remarcando que con este artículo no estamos incitando a la violencia ni nada parecido, la acción de estos kamikazes debieran llevarnos a una gran reflexión.
Estos jóvenes eran voluntarios, nadie los obligó, ellos querían y habían decidido en sus corazones entregar sus vidas por una causa. Cuantas veces hay personas que quieren obligar a los jóvenes o adolescentes a realizar distintas acciones o tomar decisiones, pero Dios nos dio el libre albedrío para que hagamos lo que decidamos hacer.
De otra manera Dios no hubiera creado a los humanos, sino a robots que le obedecieran en todo momento.
Éstos eran jóvenes decididos, sabían que luego que se subieran a sus aviones ya no habría un viaje de regreso. Este era un viaje de ida pero sin boleto de vuelta. Su último viaje estaba por comenzar en el momento en que ellos se sentaban en las butacas de sus aviones.
La palabra de Dios dice: “No hay mejor expresión de amor, que dar la vida por sus amigos”. En este sentido te quiero decir que hay una parte que se cumplió. Jesús dio la vida por aquellos que quieran ser sus amigos, aceptándolo en sus corazones.
Jesús hizo su parte…. pero qué pasaría si un día de éstos tendríamos que dar nuestra vida por Jesús. ¿Estaríamos decididos a ser “kamikazes de Cristo” aún sabiendo que seríamos mártires por su causa?
Esa es la máxima demostración de amor: “Ser un kamikaz de Cristo”, ser un joven decidido a dar la vida por nuestro mejor amigo Jesucristo.
El secreto de ser un kamikaze de Cristo, es que hay un boleto de ida, quizás por Su causa perdemos la vida, pero también hay uno de vuelta, ya que estaremos eternamente en su presencia, cara a cara, frente al gran amigo.
La pasión de estos jóvenes japoneses y el heroísmo dejará huellas por siempre en nuestro corazones.
Hoy se levantará una nueva generación de kamikazes de Cristo.
Hoy se levantará una generación que parece que tiene todo perdido, que piensa que la guerra ya está y se encuentra a punto de rendirse.
Pero hoy se levantará con pasión y decisión para dar la vida por El que ya la dio por nosotros, dando así el paso de abrazar la máxima expresión de amor, la de dar la vida por el mejor amigo.
La palabra kamikaze no deja de sorprenderme, ya que significa “Viento Divino”.
Esto me recuerda la vida de Ezequiel, cuando Dios le dice que profetice, y que de un valle de huesos secos se levantará un gran ejército, pero también dice que sopló un viento recio que les dio vida.
Éste es el Espíritu Santo que vivifica nuestras vidas y nos levanta de un montón de huesos como un gran ejército.
Una nueva generación se levanta, una generación que se despierta en medio de los huesos secos. Son los kamikazes de Cristo con pasión en sus corazones, decididos a luchar por la causa y dar la vida por Aquel que ya la dio por nosotros.
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